“Fuimos muy peores en vicios”

Europa, en consecuencia, sería incapaz de reconocer la diversidad cultural, a la que concebiría como una desviación bárbara del ideal civil. La Ilustración en particular, sostiene John Gray, “encapsula [en la idea de barbarie] su rechazo de la pluralidad irreducible de las culturas y su afirmación de que todas las civilizaciones son o serán ejemplos de un modelo único” (Gray, 1994, 726)

El salvaje es un hombre europeo, y la noción de salvajismo fue aplicada a pueblos no europeos como una transposición de un mito perfectamente estructurado cuya naturaleza sólo se puede entender como parte de la evolución de la cultura occidental. El mito del hombre salvaje es un ingrediente original y fundamental de la cultura europea (Bartra, 2011, 15).

Respecto del tema que nos ocupa, prosigue el argumento, barbarie y civilización son conceptos opuestos e interdependientes: la noción de bárbaro opera como el otro constitutivo del civilizado, al que define mediante la identificación de sus límites externos (Boletsi, 2007).

Charles Darwin, por su parte, no sin cierta ambigüedad, comparaba y contrastaba a los humanos y los animales, en un intento por reconciliar a los lectores con sus orígenes simiescos

Tal como sostiene Antonio Feros, la división de los seres humanos en razas y sub-especies fue un proceso gradual y prolongado, que sólo se completó en el siglo XIX (Feros, 2017, 200)

Por cierto, no son pocos los historiadores del racismo que defendieron la idea de que el siglo XVIII fue “la cuna del racismo moderno” (Mosse, 1978, 1). Michael Banton demostró, sin embargo, que la raza, entendida como el resultado social y político de teorías biológicas falsas, articuladas con el interés imperial, no existió hasta entrado el siglo XVIII (Banton, 1998)

en el período que va desde la caída de Constantinopla hasta el final del siglo de las Luces.

En cuanto libro de historia, además, este debe tener un principio, un final y un espacio acotado de referencia. En los tres aspectos, hay tanto una ambición desmedida cuanto cierta arbitrariedad, mas no un capricho absoluto. La cronología se concentrará

otros pueblos allende los confines (Sherwin-White, 1967)

En ese marco, el término “bárbaro”, con el cual los griegos comenzaron a referirse a los escitas entre otros, significaba también la menor valía del modo de vida ajeno, y lo mismo ocurría cuando los romanos se distinguían del carácter salvaje de los germanos y