¿No te gusta cantar en el coche?
—¿Que si me gusta cantar en el coche? —pregunto, casi indignada—. ¿Me preguntas si me gusta cantar en el coche? ¿A mí? ¿A la diva del motor?
Ríe sin apartar la vista de la carretera, y yo sonrío mirando su perfil. Sacude la cabeza para apartarse el pelo de los ojos y me dedica una mirada rápida de reojo antes de volver a dirigir la vista al frente.
—¿Y por qué no lo haces?
—Eh, eh, la diva del motor canta en solitario. Y con solitario quiero decir solo en el coche de mi madre cuando no hay nadie más... bueno, a veces con mi madre también.
—Canta —me pide, y yo frunzo el ceño.
—¿No acabas de oír lo que he dicho?
—¿Y tú te acuerdas de la lista de cosas por hacer que tenemos en nuestra misión? Porque es bastante larga y tienes que empezar ya a soltarte la melena y salir de tu zona de confort. —Habla como si realmente supiera lo que está diciendo.
—La melena ya la tengo suelta. Mira —le provoco, y sacudo la cabeza para que mi pelo le roce la cara.
—¡Para! —exclama entre risas de los dos—. Va en serio, tienes que cantar. Es parte de tu preparación para reina del baile —justifica.
—Ya hemos estado de compras. Hoy tocaba look —intento librarme.
—No son compartimentos estancos. Cualquier momento es bueno para empezar. Prometo no juzgar.
Lo miro de reojo un poco desconfiada, pero es que entonces empieza a sonar Shake it off y casi no me da vergüenza llegados a este punto, así que empiezo a cantar bajito. Cameron sube la música a un volumen que me permite cantar más cómoda sin escucharme tanto a mí misma y, después, se pone a cantar conmigo. Llega un momento en que baja las ventanillas y ya, en vez de cortarnos, nos lanzamos a cantar con más sentimiento y a pleno pulmón. Y él intenta cantar en falsete y yo bailo todo lo que me permite el cinturón de seguridad, entre risas.