Sur de Yakima narra la historia de un lugar desde una lengua que no coincide con el territorio. En una geografía imprecisa, distintas voces se entrecruzan para integrarse en un cauce narrativo apenas perceptible. Hay una sensación de inminente deshielo en cada una de estas historias. A través de una mirada que ya no logra reconocer los contornos del paisaje que habita, Vitulli reflexiona sobre momentos en los que un lenguaje personal vacila frente a un idioma extraño. La lengua, en estos cuentos, se presenta como el obstáculo y a su vez el único refugio para narrar la experiencia de vivir afuera. Los relatos que forman este libro van uniéndose a través de temas, tramas, personajes y situaciones. El conjunto final toma la forma de un diorama abandonado luego de haber sido diseñado con una lógica implacable. Vitulli presenta en sus cuentos una serie de epifanías rotas donde el sentido de pertenencia a un lugar, a una lengua o a una tradición parece estar haciéndose y deshaciéndose siguiendo un ritmo, o, quizás, una respiración ajena.
