—¡Oh! —dijeron entre sollozos—, teníamos ocho hijas. Pero en un pantano cercano a nuestra cabaña vive una enorme serpiente de ocho cabezas, que sale una vez cada año, y se come cada vez a una de ellas. Solo nos queda una hija, y hoy es el día en que la serpiente saldrá a comérsela, y no nos quedará ninguna. ¡Por favor, buen Señor! ¿No puede hacer algo para ayudarnos?