La halitosis, también conocida como mal aliento, se define como el conjunto de olores desagradables procedente del aire espirado, sin tener en cuenta el origen o las sustancias que lo producen. Es un problema que afecta a muchas personas de todas las edades. No ha recibido la atención que merecía hasta años recientes, cuando se ha comenzado a analizar en proporción a su importancia clínica y social, debido al valor que se otorga a la
imagen personal y a las relaciones interpersonales.
El mal aliento está relacionado con muchos factores orales, entre los que cabe destacar una higiene oral deficiente y algunas enfermedades orales (enfermedades periodontales, caries dentales, xerostomía, procesos infecciosos posquirúrgicos, cáncer oral, etc.) atribuyéndose entre el 85 y el 90 % de las halitosis a este origen.
La dieta es otro factor importante, determinados alimentos como el ajo, la cebolla, entre otros, provocan mal aliento, en general, de carácter transitorio, también el hábito tabáquico se encuentra implicado en la halitosis.
En ocasiones, puede ser una manifestación de algunas patologías sistémicas de origen digestivo, respiratorio, renal, endocrino, etc. La halitosis es un signo clínico multicausal, por tanto, precisa un abordaje multidisciplinar: dentistas, médicos de familia, otorrinolaringólogos,
especialistas de medicina interna, psiquiatras, etcétera.