Aki Shimazaki

El quinteto de Nagasaki

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Ganadora del Premio Ringuet de la Academia de las Letras de Quebec, del Premio Literario Canadá-Japón y del PremioGouverneur-Général«Las mujeres viven más tiempo que los hombres. Quizá sea mejor así que al revés. […] Los hombres se deprimen con facilidad una vez que pierden a su compañera. Puede que sean más románticos que las mujeres.»
Durante toda su vida, Yukiko vivió con un terrible secreto: la mañana del 9 de agosto de 1945, antes de que se lanzara la bomba sobre Nagasaki, ella mató a su padre. En una carta que le deja a su hija después de morir, confiesa el crimen y revela que tiene un hermanastro. Pronto se descubrirá que no es solo Yukiko quien guardaba secretos inconfesables. Las historias personales se entrelazan con los acontecimientos históricos: la Segunda Guerra Mundial en Japón, los conflictos con Corea, el terremoto de 1923. Las generaciones se suceden mientras emerge un retrato lúcido de unasociedad, la japonesa, llena de contradicciones y vinculada a sus tradiciones.
En el fondo, la naturaleza, presencia constante y discreta, delicada y elegante como la escritura de Aki Shimazaki: el viento que acaricia una mejilla, las nubes en un sofocante cielo de verano, las luciérnagas volando sobre un arroyo, la hierba azul de wasurenagusa, las camelias en el bosque de Nagasaki. Frases cortas de una refinada simplicidad, unas veces delicadamente poéticas, otras sensuales, que afrontan dramas privados y universales y a través de las cuales hasta la historia más oscura termina por resolverse con la ligereza que Shimazaki es capaz de infundirle.
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291 páginas impresas
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Citas

  • Cristinacompartió una citahace 4 meses
    El rojo de las camelias es tan vivo como el verde de las hojas. Las flores caen al final de la estación, una por una, sin perder su forma: corola, estambres y pistilo permanecen siempre juntos. Mi madre recogía las flores del suelo, todavía frescas, y las arrojaba al estanque. Las flores rojas de corazón amarillo flotaban en el agua unos días.
    Una mañana le dijo a mi hijo: «Me gustaría morir como una tsubaki. Tsubaki es el nombre japonés de la camelia».

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