Sólo por su aspecto parecía muy capaz de proteger su propiedad.
Y a las pequeñas. Él protegería a las pequeñas. ¿No era eso lo que más importaba, al fin y al cabo? Su reputación no tenía por qué preocuparla, como tampoco lo extraño de su propia reacción al verlo. Para sus propósitos era más que adecuado: era perfecto.