Su abuelo, Iván III el Grande, fue uno de los hombres más capaces que haya ocupado el trono de Rusia. Su madre, Sofía Paleóloga, sobrina del último emperador bizantino, fue una mujer inteligente y de mucho carácter. Su padre, Vasili III, un gobernante firme y hábil. Su madre, Elena Glinskaya, fue una mujer valerosa y lista. Iván heredó de todos ellos muchos de sus rasgos más sobresalientes.