Cómo escribir desde el reverso de la Historia, queriendo escapar de las cárceles poéticas establecidas, rompiéndolas para ensancharlas, negándolas para desarrollarlas, abriendo sus coordenadas para desclasificarlas; cómo desde los espacios geográficos instituidos desde antes de haber nacido, son las preguntas que genera la escritura de estos poemas y la interrogante que permanece abierta al interior de su obra. […] El bibliotecario del infierno puede entenderse como una edificación en la nada que se erige y hace fuerte en lo invisible, en el vacío con que la sombra de la desarticulada razón del poeta necesita penetrar al interior del delirio que dirige sus pasos hacia el más allá, queriendo internarlo en lo imposible, para descifrarlo; un canto a 3 la más rotunda y absoluta negación de lo posible y la luz que impide mirar directo a las cosas como son.