Desde el momento en que lo vio, Marley sabía en su corazón que James no era solo otro cliente, y la diferencia no era la gran suma de dinero que ofrecía a cambio de una sola noche de sumisión. No, lo que lo distinguió fue el hecho de que cuando llamaba a James “papi”, era su propio corazón el que latía más rápido y su propio cuerpo el que dolía por la necesidad.
Después de esa noche, Marley hace todo lo posible para dejar de pensar en él, usando el enorme sueldo que le brindó, para levantarse y comenzar de nuevo … hasta que James llama a su puerta y vuelve a su vida. Él le hace una oferta simple: si ella vive con él y se someterá a él cuando lo desee, él le brindará todos sus deseos.
Incluso antes de que ella acepte su oferta, Marley sabe que lo que realmente quiere no es dinero o ropa, o incluso un auto nuevo y elegante. Lo que ella anhela es un papi que le dé a su pequeña niña lo que realmente necesita … un papi que le pegará cuando sea mala, la amarrará y la llevará de la manera que quiera, y luego la abrazará hasta que se quede dormida en sus brazos . ¿Puede atreverse a esperar que James sea ese papi?
