Al constituirse como industria del capitalismo y orientada de manera fundamental a la acumulación de ganancias, la actividad turística no está exenta de las contradicciones generadas por el sistema. Como eje de acumulación, el turismo es una actividad compleja, pues, sus procesos de producción abrevan de un gran número de actividades económicas y socioespaciales. Éstas se complejizan aún más debido a las formas de contratación flexible de la fuerza de trabajo, los crecientes procesos de financiarización, el nuevo cercamiento de los bienes comunes y la acumulación por desposesión propios del modelo neoliberal. Una manera de entender primeramente estas tendencias, desde una postura de la economía política, es mediante la teorización del desarrollo de las fuerzas productivas. Se trata, entonces, de analizar el turismo como una actividad que acelera los medios de producción y la fuerza de trabajo a través de la revaloración de la naturaleza y de la conversión de la población local en prestadores de servicios.