La Maravillosa Vida Breve De Óscar Wao

«No importa cuánto viajes… a qué extremo del universo sin fin… nunca estarás… ¡SOLO!» (The Watcher, Fantastic Four # 13 de mayo de 1963).

Veidt dice: «Hice lo que debía, ¿no? Al final, todo salió bien».

Y Manhattan, antes de desaparecer de nuestro Universo, contesta: «¿Al final? Nada termina, Adrián. Nada nunca termina».

Paso las páginas —uno de sus tres libros favoritos, sin duda— hasta el horripilante capítulo final: «Un mundo de amor más fuerte». Hasta el único panel que él ha marcado.

Y tal vez, solo tal vez, si tiene tanta Inteligencia y valor como espero que tenga, tomará todo lo que hemos hecho y todo lo que hemos aprendido y añadirá sus propias ideas y pondrá fin a la historia.

¿Cuántas noches se quedará con nosotros?

Las que necesite.

Y que detrás de la máscara sus ojos sonríen.

Han pasado años y años, y todavía pienso en él. El increíble Óscar Wao. Tengo sueños en los que se sienta en el borde de mi cama. Estamos de nuevo en Rutgers, en Demarest, que es donde siempre estaremos, al parecer. En este sueño en particular, nunca es delgado como al final, siempre es enorme. Quiere hablar conmigo, está ansioso por charlar, pero la mayor parte del tiempo no puedo decir ni una palabra ni él tampoco. Así que nos quedamos sentados allí, calladitos.

Porque todo lo que uno puede soñar (subió la mano) lo puede ser.

Que el amor era algo raro, fácilmente confundido con otro millón de cosas, y si alguien sabía que eso era verdad, ese era él.

Intentó enfocar la mirada pero lo único que veía era su amor por ella.