Adania Shibli

Un detalle menor

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  • Silvia Santaolallacompartió una citahace 4 días
    De repente me anega una feroz llamarada en la mano y luego en el pecho, seguida del sonido de disparos.
  • Silvia Santaolallacompartió una citahace 4 días
    Justo entonces me doy cuenta de que hay un grupo de soldados en la vastedad del territorio. Están parados en silencio y me miran a mí. En ese instante me inunda una ola de calor tórrido y el cuerpo comienza a sudarme.
  • Silvia Santaolallacompartió una citahace 4 días
    No estoy soñando. Lo que estoy oyendo son proyectiles. La percepción del impacto me informa de cuál es la distancia a la que estoy del lugar donde están cayendo. Es bastante lejos, más allá del Muro. En Gaza, o tal vez en Ráfah.
  • Silvia Santaolallacompartió una citahace 4 días
    «No es el cañón el que vence, sino el ser humano»
  • Silvia Santaolallacompartió una citahace 4 días
    Vuelvo a rodear las cabañas y el depósito, al otro lado de la calle, y, de repente, me entra miedo. O acaso el miedo esté siempre dentro de mí y me ataca cuando se le antoja, como ahora; de manera que vuelvo deprisa al coche y trato de serenarme.
  • Silvia Santaolallacompartió una citahace 4 días
    Me basta lo que sé por otras personas, originarias de esta zona, para ser consciente de cuántas ciudades y aldeas se extendían en torno a Jafa y hacia Ascalón hasta no hace mucho, antes de que las borraran de la faz de la tierra.
  • Silvia Santaolallacompartió una citahace 4 días
    Temo perderme en este escenario que me hace sentir ajena después de tan larga ausencia, con todos los cambios que ha sufrido y la confirmación, una y otra vez repetida, de que nada palestino queda en él.
  • Silvia Santaolallacompartió una citahace 4 días
    La abrieron en 2002, durante la represión —una nueva oleada— de las protestas de la primavera de aquel año, cuando el Ejército congregó a todos los mayores de dieciséis años y menores de cincuenta en las plazas y luego los trajo aquí.
  • Silvia Santaolallacompartió una citahace 4 días
    Respiro profundamente. En efecto, ya no hay modo de volver atrás, después de haber sobrepasado todos los límites: los militares, los geográficos, los corporales, los anímicos y los racionales.
  • Silvia Santaolallacompartió una citahace 4 días
    Mi compañera se ofreció a prestarme su tarjeta de identificación azul, ya que, al fin y al cabo, todos somos hermanos y nos parecemos unos a otros, al menos desde la perspectiva de los soldados de los puestos de control.
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