Es una reflexión poética que pone en tela de juicio el actuar del ser humano ante su propio destino al cual se enfrenta todos los días, en un mundo caracterizado por la globalización, donde el alma proletaria sucumbe sin piedad. Nos hace una cordial invitación a gozar cada momento de nuestra existencia, porque es bien sabido que cada instante jamás volverá a repetirse.
Nuestro protagonista, el caballero águila, es amante de la perfección, aun cuando está convencido de que lo perfecto es inhumano, no baja la guardia, su obstinación por lo divino lo ha llevado a visualizar un mundo nuevo donde reina la armonía, la sinceridad y la justicia. Nos dice que hay que derramar felicidad y exterminar la violencia, la corrupción y la impunidad con fuertes dosis de afecto, honradez y positivismo. Está seguro de que tenemos que predicar el optimismo, la prudencia y la alegría, ya que la revolución sólo se logrará gracias al amor. Así, caerán las armas mudas y triunfará la tinta de nuestras plumas.
