El Misantropo

ALCESTE

¡Pardiez! Es que jamás tienen razón los hombres, es que el enfado contra ellos está siempre a tiempo, y que veo en todos los asuntos que son o loadores impertinentes o censores temerarios.

ALCESTE

¡Pardiez! Es que jamás tienen razón los hombres, es que el enfado contra ellos está siempre a tiempo, y que veo en todos los asuntos que son o loadores impertinentes o censores temerarios.

ALCESTE

Pero sólo de vos depende que su enojo se desvanezca. Por favor, evitemos nuestros altercados, hablemos con el corazón en la mano y tratemos de impedir...

ALCESTE

¡Pardiez! ¡Por qué tendré que amaros! ¡Ah, si reconquisto mi corazón de entre vuestras manos, bendeciré al Cielo por esa rara dicha! Yo no me rindo, hago cuanto puedo para romper la terrible esclavitud de este corazón; pero hasta ahora nada han conseguido mis mayores esfuerzos, pues es por mis pecados que os amo así.

ALCESTE

¿Pero quién me garantiza que en el mismo momento no le decís lo mismo acaso a los otros?

, señora, no es un bastón lo que hay que tomar, sino un corazón menos fácil y menos rendido a sus deseos

ALCESTE

Tengo el defecto de ser algo más sincero de lo necesario.

ALCESTE

No, mi amor por esa joven viuda, no me cierra los ojos sobre los defectos que le encuentran, y, pese a la gran pasión que me inspira, soy el primero en notarlos así como-en condenarlos. Pero con todo esto, y por mucho que haga, confieso mi debilidad, tiene el arte de seducirme: vano es que vea sus defectos y vano que los reprenda; se hace amar a despecho de todo; triunfa su gracia; y sin duda mi pasión podrá purgar su alma de los vicios de la época.

FILINTO

¿Pero quién queréis entonces que abogue por vos?

ALCESTE

¿Que quién quiero? La razón, la equidad, mi justo derecho.

FILINTO

¿Pero quién queréis entonces que abogue por vos?

ALCESTE

¿Que quién quiero? La razón, la equidad, mi justo derecho.