Luciano Lamberti

La casa de los eucaliptus

Avisarme cuando se agregue el libro
Para leer este libro carga un archivo EPUB o FB2 en Bookmate. ¿Cómo puedo cargar un libro?
Un médico se pierde en los caminos que lo llevan a su pueblo natal. Un presidente joven recibe la visita de un espíritu que le develará el secreto del éxito. Un hombre muere una y otra vez pero siempre resucita. Unos skaters buscan la pista perfecta y se encuentran con criaturas de otra especie. Un artista contemporáneo sufre unas extrañas transformaciones en animal. En estos cuentos perturbadores y oscuros, Luciano Lamberti nos habla desde los márgenes. Entre escenarios rurales y urbanos, los seres que protagonizan La casa de los eucaliptus se mueven como esclavos de su pasado y su presente. Con una escritura impecable, ágil y veloz, Lamberti ilumina con la potencia de su prosa lo sutil, lo no dicho, lo invisible. «Con macabra ironía, Lamberti sintoniza las pesadillas de la pampa gringa y vuelve literal la idea de pueblo chico, infierno grande. Sus personajes se deslizan casi sin advertirlo hacia la crueldad, el desvarío, las frustraciones que se transforman en delirio. Son cuentos de terror y mueven el piso, pero también son muestras de lo que el terror puede hacer en estas mentes sumergidas en el aburrimiento, los rumores, los prejuicios y la rutina.» Federico Falco
Este libro no está disponible por el momento.
163 páginas impresas
¿Ya lo leíste? ¿Qué te pareció?
👍👎

Opiniones

  • Alejandra Espinocompartió su opiniónel año pasado
    👍Me gustó
    💀Espeluznante
    🔮Profundo
    🎯Justo en el blanco

  • Laura Segoviacompartió su opiniónel año pasado
    👍Me gustó
    💀Espeluznante
    🎯Justo en el blanco
    🚀Adictivo

Citas

  • Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    Se sabe de locos que duermen meses enteros al lado de un cadáver. Pero el olor a muerto no es solo repugnante. Va más allá. Causa rechazo a un nivel, si se quiere, espiritual.
  • Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    Se nos fue el Gabi, dijo.

    Y lo único que pude sentir fue alivio. Al fin la muerte se alejaba. Al fin éramos libres. Tuve que esforzarme para no sonreír
  • Alejandra Espinocompartió una citael año pasado
    más probable era que en alguna zona del inconsciente esos adolescentes hubieran percibido su doble fondo: el hermoso hombre atlético, la buena persona, el profesor dedicado y, corriendo como un río subterráneo, esa zona pantanosa y hedionda que aunque no saliera a la luz lo habitaba como una enfermedad secreta

En las estanterías

  • Laura Segovia
    Terror
    • 9
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)