La psicóloga no podía entender hasta qué punto Casi era rebelde con sus respuestas. Hablaba de pájaros y de Nina Simone, trataba de desconcertarla y de sorprenderla: su asignatura preferida era ciencias naturales, de mayor quería ser ornitóloga, su mayor sueño sería viajar al pasado y escuchar cantar a Nina en directo. Pero jamás le habló de sexualidad, ¿por qué todo lo que había dicho lo llevaba hacia ese terreno? Desde el día en que escuchó a sus padres tras la puerta, empezó a mirar a la psicóloga de una forma distinta. Su aire inocente, su piel tan blanca y sus ojos verdes y melancólicos se cargaron de una perversión que le repugnaba. Esa mujer estaba enferma, pensó Casi: enferma de psicología. Se negó a hablar más con ella y finalmente sus padres cancelaron las sesiones.