Tal vez vuelvan los pájaros

Allanaron y desaparecido. Diría que son palabras feas. Aunque no sé si una palabra es fea de nacimiento o se hace fea. La cuestión es que, cuando oigo allanado, trato de pensar en una piscina o en el mar: allá nado. Así intento hacerla linda, porque da pena por ella. ¿Qué culpa tiene esa palabra de lo que hacen los milicos? Pero por más que lo intento no lo consigo. Y al tiro me vienen esas otras ideas de humo, fuego, tristeza, como llenas de suciedad, de sangre, de la que se llenan las cuestiones que escucho.

Si morimos no podemos hacer nada de nada más en la vida. Porque si nos morimos y existe el cielo, estaremos en el cielo. Y si no existe, estaremos en ninguna parte. Y no me tinca que podamos hacer mucho desde ahí.

Y lo chori es que cada pájaro ayuda a proteger a la parvada. Mientras más sean durante el vuelo, entran más ligeros a las corrientes de aire o rompen más fácil la fuerza del viento que les viene en contra. ¿Rechoro, no? Como navegantes del cielo. ¿Y sabes qué pensé? Pensé que sus casas de verdad no son los nidos ni los lugares donde se detienen a comer o a buscar el calor del verano. No. Sus casas de verdad son ellos mismos. El grupo. Cada uno junto al otro.