Pedir lo imposible

El primer paso hacia la liberación es percibir que tu situación es injusta. Esto ya es la libertad interior.

Creo que el primer paso es aceptar las consecuencias de la modernidad, es decir, la libertad radical no solo en el sentido positivo, sino también con la aterradora carga que supone tener que decidir

Pero, para mí, eso no es pensamiento. ¿Qué es el «verdadero» pensamiento? Pensar no es resolver problemas. El primer paso del pensamiento es hacer esta clase de preguntas: «¿es esto realmente un problema?», «¿es esta la manera correcta de formular el problema?», «¿cómo llegamos a esto?». Esta es la capacidad que necesitamos que tenga el pensamiento.

Para mí, la lección de Wall Street es que la verdadera utopía no implica que podamos tener una sociedad diferente. La verdadera utopía es la manera en que son las cosas, creer que pueden continuar indefinidamente del mismo modo. Yo afirmo que nos estamos aproximando a decisiones difíciles. Si no hacemos algo, nos estamos aproximando claramente a un nuevo orden autoritario.

Creo que el nuevo autoritarismo no será como el viejo en cuanto al orden disciplinario, pero tendrá por resultado una extraña sociedad donde, a nivel consumista y privado, tendrás toda la libertad sexual o cualquier cosa que quieras y, al mismo tiempo, será una cierta clase de orden despolitizado.

Si robas cien mil dólares eres un ladrón. Si destruyes miles de millones, los bancos y el Estado vendrán en tu ayuda.

La lección de la política es que no puedes distinguir entre medios y fines (objetivos).

En lugar de la armonía, lo que tenemos que hacer es decidir lo que queremos, y luchar y pelear por ello.

Creo que el primer paso es aceptar las consecuencias de la modernidad, es decir, la libertad radical no solo en el sentido positivo, sino también con la aterradora carga que supone tener que decidir.

Por ejemplo, podemos decir que algunos países no tienen democracia y que, por otro lado, otros tienen demasiada. Siempre se puede decir que necesitamos un equilibrio. Pero la verdadera revolución, para mí, es cuando cambias el propio equilibrio: la medida del equilibrio.