Subacuática

¿Sabés, cómo te extraño, Mariela? ¿Sabés cómo me duele? ¿Sabés que todos los días pienso que no voy a poder levantarme? ¿Y sabés que no me queda otra que hacerlo? Levantarme, preparar cereales, peinar a Lola. ¿Sabés qué difícil es hacer dos colitas? ¿Sabés qué difícil, Mariela? ¿Sabés que no sé? No sé cómo hacer, no sé cómo seguir.

Había pedido disculpas por la muerte; lo entendió de golpe. Y aunque sabía que no tenía culpas, también supo que jamás encontraría ese perdón.

El miedo se me instaló en una zona que ni conocía. Se escondió para siempre entre la garganta y la clavícula.

Todos los sábados a la mañana me prometo ordenar los armarios y todos los domingos a la noche me deprimo por no haberlo hecho.

A veces se escuchaba hablando con palabras cortadas como una maestra jardinera

Tobi me abraza y me clava las uñas en el cuello, justo donde me nace la contractura.
Tengo que cortárselas urgentemente.
En el carril de al lado hay gente que nada sola. No puedo imaginar una escena más feliz

Cuando estaba embarazada de unas diez semanas descubrí unas gotitas de sangre en el papel higiénico. El miedo se me instaló en una zona que ni conocía. Se escondió para siempre entre la garganta y la clavícula

Mi malla y la de Tobi están envueltas en un toallón empapado que al llegar a casa me voy a olvidar de sacar.
Van a apestar mañana.
Si dijera “traje de baño” esas cosas no me pasarían

Todos los sábados a la mañana me prometo ordenar los armarios y todos los domingos a la noche me deprimo por no haberlo hecho

Lo amo cuando duerme. Es cuando más lo quiero.
A veces se me pasa el día tratando de dormirlo