El Colegio de México

Historia mínima de la economía mexicana, 1519–2010

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  • Diana Murakamicompartió una citahace 5 meses
    El avance durante el periodo del presidente Zedillo fue más en el terreno político y de transparencia que en el ámbito económico. Entonces se lograron aprobar reformas en los ámbitos electoral y del Poder Judicial de gran envergadura, y algunas más sobre órganos reguladores, esenciales para el buen funcionamiento de los mercados. También se aprobó la primera reforma sobre el sistema de pensiones, de gran importancia aunque todavía fue insuficiente. Pero otras reformas como la energética, la laboral, la educativa y la de pensiones en organismos gubernamentales ya no pudieron ser llevadas a cabo. La integración de México a la economía mundial había dado el fruto de la estabilidad, pero con un crecimiento todavía insuficiente. Además, el crecimiento era claramente desigual entre regiones y entre sectores, lo que tendió a polarizar a la sociedad. El norte y el centro del país, en donde la inversión pública y privada llevó a la prosperidad de numerosas empresas vinculadas con el comercio exterior, contrastaron con el sur, en donde la inversión pública fue insuficiente para contrarrestar la falta de inversión privada, por lo que aumentaron el rezago y la disparidad regionales. Si bien la confianza en el gobierno se había recuperado en los primeros años del sexenio salinista, fue la crisis de 1994-1995 y sus secuelas las que interrumpieron el proceso reformista de los años previos. El rompimiento del pacto social, cuyos orígenes se remontaban muchos años atrás, fue ahondado por la crisis, lo que llevó a que prevalecieran la desconfianza y el descontento con el gobierno priista, que culminaron con el triunfo del PAN en las elecciones presidenciales del año 2000, después de 71 años de un régimen unipartidista.
  • Diana Murakamicompartió una citahace 5 meses
    Andrés Manuel López Obrador
  • Diana Murakamicompartió una citahace 5 meses
    El golpe de la crisis fue muy severo. La caída del PIB en 1995 fue mayor aún a la experimentada durante la Gran Depresión, al tiempo que se desató la inflación. El PIB se contrajo 6.2%, pero el sector de la construcción cayó 23.3%. Los sectores más relacionados con las exportaciones disminuyeron su nivel de actividad, pero menos que el resto de la economía. Por ejemplo, la producción manufacturera se contrajo casi 5%. Sólo el sector agropecuario aumentó ligeramente su producción durante 1995 (1.8%). La inflación pasó de 8% a fines de 1994 a 52% a fines de 1995.
  • Diana Murakamicompartió una citahace 5 meses
    El comienzo del gobierno salinista a fines de 1988 coincidió con cambios profundos en el sistema económico y político mundial.
  • Maria Fernanda Garciacompartió una citahace 3 años
    De acuerdo con el documento “Criterios generales de política económica” enviado al Congreso poco después por el Ejecutivo, la política económica se mantendría esencialmente sin cambios en 1995, lo que para muchos analistas parecía poco factible. Los inversionistas internacionales prefirieron, en un primer momento, esperar la entrada del nuevo gobierno. Éste aceptó implícitamente las proyecciones presentadas en los “Criterios” y no anunció ningún cambio importante de política económica. Entonces comenzó una vorágine contra el peso, las reservas disminuyeron y la emisión de Tesobonos creció casi 10 000 millones de dólares (más de una tercera parte del total de la emisión) en las primeras tres semanas de diciembre. La falta de divisas obligaba al gobierno a depreciar el peso. En una reunión de emergencia del Pacto el 19 de diciembre, que aglutinaba a gobierno y sector privado y que era la instancia que se había utilizado en los últimos años para definir la política cambiaria, se decidió ampliar la banda de flotación del peso, lo que significaba de hecho una depreciación. Al día siguiente, 20 de diciembre, se anunció públicamente la decisión, tras de lo cual se redujo en 98 millones de dólares la reserva del Banco de México. Al perder toda credibilidad en la medida devaluatoria, los inversionistas atacaron el peso y el 21 de diciembre salieron casi 4 500 millones de dólares del país. El gobierno tuvo que dejar flotar el peso ese día ante la imposibilidad del Banco de México de intervenir en el mercado de cambios. El monto de las reservas al final del día era de sólo 5 854 millones de dólares. Unos días después el secretario de Hacienda, Jaime Serra, presentó su renuncia. El tipo de cambio, que a principios de diciembre estaba en 3.44 pesos por dólar, llegó a 5.10 pesos por dólar al terminar el año, 48% más que un mes antes, y las reservas internacionales quedaron en apenas 6 200 millones de dólares. La economía mexicana entraba en una profunda crisis que resultó ser mucho más grave de lo que se pronosticó inicialmente, pero de corta duración.
  • Maria Fernanda Garciacompartió una citahace 3 años
    calculaba en un inicio era rápidamente sobrepasado. Hubo por tanto discrecionalidad en el actuar del Comité Técnico del Fobaproa, el cual tuvo que modificar sus criterios en más de una ocasión, lo que generó malestar entre los banqueros y posteriormente entre la opinión pública. Además, los trabajos del comité no siempre fueron conocidos por el público y a la larga ello fue muy negativo para la percepción de la sociedad sobre el proceso (Suárez Dávila, 2010).

    El golpe de la crisis fue muy severo. La caída del PIB en 1995 fue mayor aún a la experimentada durante la Gran Depresión, al tiempo que se desató la inflación. El PIB se contrajo 6.2%, pero el sector de la construcción cayó 23.3%. Los sectores más relacionados con las exportaciones disminuyeron su nivel de actividad, pero menos que el resto de la economía. Por ejemplo, la producción manufacturera se contrajo casi 5%. Sólo el sector agropecuario aumentó ligeramente su producción durante 1995 (1.8%). La inflación pasó de 8% a fines de 1994 a 52% a fines de 1995.
  • Maria Fernanda Garciacompartió una citahace 3 años
    Pero los bancos quedaron muy golpeados, pues el aumento de las tasas de interés impedía que los deudores de los bancos pudieran cubrir sus préstamos. Los bancos mexicanos enfrentaron inmediatamente una crisis de liquidez, ya que no recibían pagos con qué resarcir su dinero a los depositantes. Comenzó entonces el programa para rescatar al sistema bancario por medio del Fobaproa. El objetivo era que ningún depositante perdiera su dinero, salvaguardar el sistema de pagos del país, y el gobierno decidió no considerar la opción de reestatizar algunos de los bancos. Como parte del rescate se creó el Programa de Capitalización Temporal (Procapte) para resarcir el capital de los bancos, mediante la adquisición de deuda por parte del Fobaproa; las Unidades de Inversión (UDIS) y el Programa de Capitalización y Compra de Cartera (PCCC) para sanear las carteras de los bancos. Fue un proceso muy complejo por la severidad de la crisis, por la inexistencia de un marco regulatorio que permitiera enfrentar quiebras bancarias y por la ya debilitada situación de la banca. El costo que se
  • Maria Fernanda Garciacompartió una citahace 3 años
    reiterados ataques especulativos. Para defender las reservas, la Secretaría de Hacienda recurrió a la emisión de Tesobonos, que eran certificados gubernamentales redimibles a la fecha de su vencimiento al tipo de cambio del día, y que pagaban una tasa de interés muy superior a la del mercado internacional. La emisión de Tesobonos absorbió una parte importante de la demanda de cobertura cambiaria por miedo de ahorradores e inversionistas institucionales a una devaluación. Ello evitó que las reservas internacionales llegaran a niveles muy bajos en junio, lo que hubiera obligado a una devaluación justo antes de las elecciones presidenciales del 4 de julio en las que triunfó Ernesto Zedillo (1994-2000). Conforme crecía la desconfianza en la estabilidad del peso, la deuda interna en Cetes (en pesos) pasó de constituir 70% del endeudamiento a sólo 10% al final del año. Su lugar lo ocupó la deuda de Tesobonos (en dólares y a corto plazo) que a lo largo de 1994 pasó de 3 000 a más de 29 000 millones de dólares.

    Durante los últimos meses de la administración del presidente Salinas continuó una cierta política expansionista que descansaba en la inversión extranjera, sobre todo de cartera o financiera. Por su parte, la banca de desarrollo registró un déficit en intermediación financiera que llegó a 3% del PIB, y que significaba en los hechos un déficit público adicional de esa magnitud. Las elecciones habían transcurrido en forma pacífica y el candidato del PRI, Ernesto Zedillo, ganó con amplia ventaja y sin cuestionamientos. No obstante, el deterioro macroeconómico continuaba y el déficit de las transacciones con el exterior se acentuaba. El problema se agravó por la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de aumentar la tasa de interés, y por el clima de inseguridad política que provocó el asesinato del secretario ejecutivo del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, el 28 de septiembre de 1994. Nuevamente estos hechos violentos se reflejaron en la contracción de las reservas internacionales, debilitando el peso.
  • Maria Fernanda Garciacompartió una citahace 3 años
    viembre de 1994, el crédito aumentó casi 25% en promedio anual (en términos reales). Era la primera vez, en muchos años, que la población tenía acceso al crédito para adquirir bienes durables. Lamentablemente, cuando ello ocurrió la Comisión Nacional Bancaria y de Valores no tenía la capacidad necesaria de supervisión, que se había mermado durante el periodo en que la banca fue propiedad del gobierno pues no era previsible que ningún banco estatal quebrara. Además, la cartera vencida se subestimaba, pues sólo se consideraban los pagos vencidos y no todo el monto del crédito que ya no se pagaría. Por otra parte, los depositantes tenían garantizados sus depósitos por el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) que tenía recursos limitados. En esos años había muy pocos incentivos para que los bancos otorgaran créditos responsablemente, a lo que se agregó la inexperiencia de algunos nuevos dueños en el negocio bancario. La cartera vencida se cuadruplicó: pasó de 14 a 53% entre 1991 y 1995. Mas el crédito irresponsable de algunos bancos no fue el único yerro del sistema bancario. Hubo créditos “cruzados” entre bancos para adquirirlos, lo que significó que su grado de capitalización real fuera insuficiente. La euforia existente en el momento de la privatización bancaria también estimuló que los precios que se pagaron por ellos fueran muy elevados. Hubo algunos bancos que expandieron su crédito excesivamente con el fin de recuperar su inversión más pronto. En todas estas acciones, el riesgo con el que operaba la banca era cada vez mayor. Baja capitalización, cartera vencida subestimada y exceso de crédito era una buena receta para el desastre. De hecho, algunos bancos tuvieron que ser intervenidos en 1994, antes de que estallara la crisis cambiaria. Además, como en muchos bancos los créditos otorgados excedieron a los depósitos, el faltante fue cubierto por préstamos interbancarios, principalmente de bancos extranjeros y en moneda extranjera, lo que dejó muy expuesto al sistema bancario a cambios bruscos en el tipo de cambio y en las tasas de interés.

    Por otra parte, la política antiinflacionaria que utilizó el tipo de cambio como ancla fue también una causa importante de la crisis. Mientras que los inversionistas extranjeros percibían los acontecimientos en México como un “nuevo milagro mexicano”, que dio lugar a entradas de capital de 84 000 millones de dólares entre 1991 y 1993 (de los cuales 60 000 eran inversión de cartera y 14 000 de inversión extranjera directa), un reducido grupo de especialistas alertaba acerca de la sobrevaluación del tipo de cambio y sus consecuencias. Pese a las advertencias, los dirigentes de la política económica siguieron un astringente programa de freno a la inflación, muy exitoso en el cumplimiento de sus metas (en 1993 aquélla llegó a 8%), pero que lamentablemente socavaba la productividad nacional. El PIB real entre 1991 y 1993 creció sólo 3.6, 2.8 y 0.6%, respectivamente. El costo de reducir la inflación estaba resultando alto. Sin que las autoridades lo advirtieran, un nuevo brote de “enfermedad holandesa” ocurría en el país. No obstante, el crecimiento de las exportaciones (que alcanzó 17% en 1994) formó una cortina de humo que no dejaba ver con claridad la fuerza de la sobrevaluación del peso. A pesar del aumento de las exportaciones, el déficit en cuenta corriente repuntó para situarse en la cifra récord de 29 000 millones de dólares al final de 1994. Con un déficit que superaba por mucho las reservas internacionales, un flujo de inversión extranjera directa compuesto en 80% por capital de corto plazo —que debía declinar tarde o temprano— y un peso sobrevaluado, la economía estaba —como más tarde la describiría el presidente electo Ernesto Zedillo— “prendida con alfileres”.

    Las reservas internacionales sufrieron la primera merma tras el asesinato del candidato del PRI a la presidencia, Luis Donaldo Colosio Murrieta, el 23 de marzo de 1994. A partir de entonces se desencadenó una lucha frenética por defender la estabilidad del peso frente a
  • Maria Fernanda Garciacompartió una citahace 3 años
    anqueros. En medio de esta coyuntura política, el PRI perdió la mayoría en el Congreso en 1997 por muy pequeño margen y no pudo pasar la iniciativa de ley que convertía la deuda del rescate bancario en deuda pública.
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