Como es sabido, las flores son los órganos sexuales de las plantas. En la Tierra, algunas flores se fecundan entre sí con la ayuda de los insectos.En el planeta Flora, los tulipanes y las orquídeas eran de talla gigantesca, y utilizaban a los humanos para la fecundación lo cual distaba mucho de ser desagradable.Pero ya se sabe que no hay rosa sin espinas ni placer sin peligros, aunque sea el sutil éxtasis del amor físico entre los carnosos pétalos de una flor gigante.El británico John Boyd (seudónimo de Boyd D. Upchurch, nacido en 1919), trasplantado a los EE.UU. y licenciado en Historia y Periodismo, se reveló como uno de los más inteligentes autores de SF con su novela La última astronave de la Tierra. En sus obras renueva los temas del género y es un gran estilista que destaca en la creación de atmósferas morbosas preñadas de amenazas, con desenlace basado siempre, sin embargo, en la más estricta lógica, como ya conocen los lectores de Mercader de inteligencia.
