La suerte del Bufón

Como bien le indicara un día Burrich a Paciencia, un caballo no puede llevar dos sillas.

En ocasiones una pausa puede ser como una promesa por cumplir.

Él sonrió y me recordó que el tiempo nunca se encontraba, sino que solo se podía intentar aprovechar el que se tenía

Fue mi primer amor, ¿lo sabías?, y no creo que una llegue a recuperar nunca el trozo de corazón que le entrega a su primer amor.

cuando te dejas ir y sigues a tu destino, en lugar de empeñarte en constreñir y dominar tu vida, compruebas que la felicidad te sigue a ti.

—Tengo que dejarte marchar —musitó con la voz quebrada—. Mientras pueda. Concédeme eso, Traspié. El que sea yo quien rompa el vínculo. El que no tome lo que no me pertenece.

Quizá debamos conservar el dolor y la pérdida para saber que podemos sobrevivir a los avatares de la vida. Quizá cuando no logramos encontrar un hueco para el dolor en nuestras vidas, nos convirtamos en una especie de cobardes.

el hogar no está en ningún lugar, sino en la gente. Si vuelves a casa después de que todo el mundo se haya ido, solo verás lo que ya no existe.

Supe de repente que ambicionaba el cambio, la vida y los peligros intrínsecos al intento de ganar el amor de Molly una vez más.

Nadie, en la plenitud de sus años, debería experimentar de nuevo toda la pasión que abrazan los jóvenes. Nuestros corazones se vuelven más frágiles con la edad. El mío se hizo añicos ante la embestida de aquel asalto.