misericordioso, venerable en Tu majestad,
Te ruego que me ampares,
Te pido que me cures.
Porque soy un pobre pecador desdichado,
a Ti acudo, fuente de toda piedad.
Aunque no estoy a la altura de Tu juicio
confío en Tu salvación.
Saludó al arzobispo Mandorff y a sus asistentes en el vestíbulo