Nunca tuvo tiempo ni oportunidad para detenerse a lamentar sus pérdidas o angustiarse ante sus dificultades: «Yo tenía que seguir, porque si no, nos iban a comer los piojos», dice cada vez que recuerda.
Leila Toledocompartió una citahace 4 meses
una madre depresiva
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Un chiste, un sueño, una idea en apariencia extraña, una palabra mal pronunciada, un olvido o un descuido, todas cosas que en nuestra vida cotidiana serían desechadas, adquieren un valor inimaginable en el ámbito analítico.
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o.
Porque eso es un paciente: alguien que sufre y que a la vez está dispuesto a luchar para dejar de hacerlo.