El título de este libro quiere decir tres cosas: la primera, que Jesucristo debe ser un personaje de la escuela española y no lo es. La segunda es que «resulta inaceptable que en el año 2000 haya todavía más de 113 millones de niños sin acceso a la enseñanza primaria y 880 millones de adultos analfabetos» (Foro Mundial sobre la Educación, Dakar, Senegal, 26–28 de abril de 2000). Y la tercera es que muchas religiosas y religiosos, ¡y laicos! -mediante sus escuelas católicas-, han llevado a Jesucristo y su Evangelio “por todo el mundo” (Mc 16,15). Pero seguirle no es fácil.