Introducción a la mística de San Juan de la Cruz AETH

Teología espiritual es la parte de la teología que estudia sistemáticamente, a base de la revelación y de la experiencia cualificada, la realización del misterio de Cristo en la vida del cristiano y de la Iglesia, que se desarrolla bajo la acción del Espíritu santo y la colaboración humana, hasta llegar a la Santidad”.

una religión cuyo único propósito sea la salvación propia no merece el nombre de cristiana. No; el místico lo hace porque la hermosura de Dios le arroba; lo hace porque en el amor de Dios encuentra su felicidad y su verdadero ser.

La verdadera mística se dedica a contemplar, experimentar y amar al Dios que, precisamente por ser Dios, es Misterio

• Se purifican las operaciones del entendimiento mediante la virtud de la fe, de la memoria mediante la virtud de la esperanza y de la voluntad por medio del amor.

Estamos ya entrando en el estado místico de la contemplación. Una gracia concedida por Dios a pocos seres humanos. De ella trataremos en la tercera parte.

El ejercicio más eficaz para llegar a este recogimiento ha sido la meditación. Expresado de una forma axiomática: “Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abríos han contemplando”, atribuido al cartujo Guido II, y citado aquí en la versión de san Juan de la Cruz.

transitorias; la segunda, si gusta de la soledad y silencio y acudir a todo lo que es más perfección; la tercera, si las cosas que solían ayudarle le estorban, como son las consideraciones y meditaciones y actos; no llevando el alma otro arrimo a la oración sino la fe y la esperanza y la caridad” (Puntos de amor, 39).

“Las señales de este recogimiento interior son tres. La primera, si el alma no gusta de las cosas

que los bienes terrenos puedan causar en el ser humano, sino de purificarlo.

Por ello, no se trata de eliminar el gusto o gozo