Muchas veces descartamos ideas que tenemos sólo por inseguridad o porque no estamos convencidos de ser capaces de hacer que funcionen, cuando la realidad nos demuestra que si nos enfocáramos en cuánto pueden aportar a los demás, no cabría duda alguna de su éxito. La clave aquí está en entender que si no llevamos a cabo nuestras ideas nunca sabremos el impacto potencial que pueden tener en el mundo y en otras personas.