Niña y Basurero
- Propietario de los derechos de autor
- Bookwire
- Publicación original
- 2021
- Año de publicación
- 2021
- Editorial
- Blatt & Ríos
Opiniones
- Avril Smithcompartió su opiniónhace 3 años
👍Me gustóLecturas rápidas con situaciones cotidianas. En "Niña", aunque no soy mamá, me sentí muy identificada con la madre y la sobreprotección que ejerce en Lucero. También disfruté de lo ligera que es la narración y cómo la autora mezcla tiempos entre recuerdos y cosas que suceden en el presente. Lo único que no me convenció fue el final tan abrupto. En "Basurero" me pareció interesante narrar la vida de Jonás a través de las personas que lo conocieron (aunque sea de mirada). Mismo problema, siento que el final fue abrupto.
- Samantta Sernacompartió su opiniónhace 3 años
👍Me gustóNiña y Basurero son dos historias que se encuentran en Argentina.
Narrada por una madre que charla su experiencia de serlo y comenta lo peculiar que es su hija mientras que en la segunda novela nos acercamos a diferentes testigos de la vida de Jonás.
Grimanesa Lazaro es un gran descubrimiento. La recomiendo ampliamente. :')
Su narrativa te atrapa y sobre todo te lleva a pensar en la sociedad y nuestro rol en ella. - Laura Segoviacompartió su opiniónhace 3 años
👍Me gustó🔮Profundo🎯Justo en el blanco🚀Adictivo
Citas
- Laura Segoviacompartió una citahace 3 añosno puedo llorar. Soy un árbol seco. Un tronco grueso, que se quiebra. Un árbol de una esquina. Que no tiene dueño. Orinado por el primer borracho que camina cerca. Esperando una patada mortal que finalmente lo derribe, o bien una chispa para incendiarse llevándose consigo todo lo que encuentre a su paso.
- Laura Segoviacompartió una citahace 3 añosRecién cuando vaya a nacer vamos a llamar a tu marido”. “Ahora dormí”. “Aprovechá”. Yo quería estar con mi marido, con la vecina o con la quiosquera. Necesitaba que alguien me hablara. Que me trajera de vuelta de mis pensamientos de catástrofe inminente y de muerte segura al norte de Argentina.
- Laura Segoviacompartió una citahace 3 añosese momento lo que entonces no me parecía normal en mi cuerpo era paradójicamente naturalizado por todos a mi alrededor. Ellos decían entender mis síntomas. A veces siento que la mayoría de las personas hasta se alegraron cuando por fin empecé a quejarme de las manchas y los edemas. Se sintieron felices de verme la panza cuadrada y de enterarse de que tenía que dormir sentada para poder respirar.
