leer también es escribir. Una vez cerrado el libro, lo prosigues
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porque con tus facciones delicadas, una carita de gata fatal, con tu cuello hecho para los collares, los regalos valiosos, y tu cuerpecito encantador, gracioso, los hombres deberían acercarse a ti reptando, querida, reptando
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Pero yo sigo viva. Hacen falta heridos para dar testimonio.
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Esa noche le hablé de lo que había perdido y que ansiaba retener. La existencia abreviada que me había rozado sin arrebatarme. La presencia fugaz que soñaba con que fuese eterna. Mi inmolación al instante, el instante, único lugar de felicidad posible, él me lo había enseñado, me había convencido de ello y yo le había creído. Había saltado al vacío precisamente por eso
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El hijo es el futuro del padre. El señor Boghossian –el armenio– me dijo que había leído en el periódico que el conductor del autobús había intentado suicidarse. De la misma manera que el pintor Bernard Buffet. Fue su hijo de quince años quien lo salvó practicando agujeros en la bolsa de plástico con el dedo índice a modo de puñ
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sé desde hace mucho que el flechazo acaba en cenizas, y entonces me eché a llorar porque ignoraba si tu cuerpo yacía bajo tierra
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Mi verdadero nombre es Valentine. Un nombre de mujer fiel. De alguien a quien la suerte le sonríe. No obstante, la belleza de la actriz no me trajo suerte; al igual que la luz, la belleza atrae a las polillas,
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Una mujer hermosa y fría a la vez, atracción, repulsión, todo lo que fascina y asusta a los hombres.
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Allí donde dos cuerpos iban a formar uno solo, hasta la magnífica caída. Dos cuerpos hambrientos. Dos cuerpos caníbales. El mío y el del hombre por el que lo había abandonado todo
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Decir que sí es lo difícil. El no resulta tan fácil… No, no te quiero. No, no tengo hambre. No, no creo. No soy libre, y no, no quiero morir. Decir que sí es estar vivo. Decir que sí es caminar por la cresta del mundo. Es resistir los vientos. Es ser el viento