Benny Hinn

Buenos días, Espíritu Santo

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  • Elena Iriascompartió una citahace 5 años
    De repente Él estaba allí.
  • Daniel Mirandacompartió una citahace 3 años
    pero un hombre con una experiencia nunca está a la merced de un hombre con un argumento
  • Daniel Mirandacompartió una citahace 3 años
    Algunos tienen problemas innecesarios con Satanás. Piensan que el diablo es omnipresente. Permíteme asegurarte que no lo es. Satanás no puede estar en todos los lugares al mismo tiempo. ¿Por qué? Porque los ángeles no pueden estar en todos los lugares al mismo tiempo, y el diablo es un ángel. Los arcángeles Miguel y Gabriel no son omnipresentes y Satanás tampoco lo es.
  • Elena Iriascompartió una citahace 4 años
    Porque lo que estoy a punto de compartir transformará tu vida espiritual.
  • Elena Iriascompartió una citahace 4 años
    El Espíritu Santo va a responder a tu invitación.
  • Elena Iriascompartió una citahace 4 años
    Cambió el curso de mi vida. Lágrimas de asombro y gozo rodaron por mis mejillas al abrir las Escrituras, y Él me dio las respuestas a mis preguntas.
  • b9824493595compartió una citahace 4 años
    El Espíritu es tan especial que cuando Él encuentra una persona que Él pueda usar, le permite sentir el palpitar de Su corazón
  • Elena Iriascompartió una citahace 5 años
    Él va a llegar a ser tu amigo más íntimo, tu guía, tu consolador, el compañero de toda tu vida.
  • Elena Iriascompartió una citahace 5 años
    Pero desde ese mismo momento, el Espíritu Santo se hizo vida en mí. Ya Él no era la lejana «tercera persona» de la Trinidad. Él era real. Tenía personalidad.
  • b7381290603compartió una citahace 5 años
    Cuando le pregunté por qué quería ser mi amigo, Él me llevó a las palabras de Pablo: «La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros» (2 Corintios 13.14).
    La Biblia cobró vida. Nunca yo había entendido el impacto de esas palabras, «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos» (Zacarías 4.6).
    Una y otra vez. Él confirmaba en la Palabra lo que Él estaba haciendo en mi vida. Por más de ocho horas aquel primer día, luego día a día, le llegaba a conocer más y más.
    Mi vida de oración comenzó a cambiar. «Ahora», dije yo, «Espíritu Santo, como tú conoces al Padre tan bien, ¿me puedes ayudar a orar?» Y cuando comencé a orar, llegó un momento donde súbitamente el Padre era más real de lo que había sido antes. Fue como si alguien hubiera abierto una puerta y dicho, «Aquí está Él».
    Mi maestro, mi Guía
    La realidad de la paternidad de Dios se hizo más clara que lo que yo había conocido antes. No fue por leer un libro, o seguir una fórmula—A, B, C. Fue sólo pidiéndole al Espíritu Santo que me abriera la Palabra. Y Él lo hizo.
    «Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis
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