Salman Rushdie

Hijos De La Medianoche

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    con las entrañas llenas de diminutos insectos que escarbaban como resultado del insidioso veneno de los refunfuños de Tai
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    HEIDELBERG. La hija de un terrateniente es realmente una buena noticia para un médico que tiene que hacer carrera, aunque esté enferma. No: precisamente porque está enferma
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    Yo vi a aquel Isa, a Cristo, cuando vino a Cachemira
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    Por un instante, silencio, más ruidoso que una catarata
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    Niño Raleigh, mirando con arrobamiento a un viejo pescador que llevaba lo que parecía un dhoti rojo
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    El rostro de Tai era una escultura del viento en el agua
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    Ésa es una nariz para fundar una familia, principito. No habría dudas sobre su progenie. Los emperadores mogoles hubieran dado la mano derecha por tener unas narices así. Hay dinastías aguardando ahí dentro —y aquí Tai cayó en la ordinariez— como mocos.»
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    Ingrid declaraba: «Se podría atravesar un río sobre esas narices.» (Eran unas narices de puente ancho.)
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    se sintió triste, de estar en casa y de sentirse tan absolutamente encerrado
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    Ahora, al volver, mi abuelo miraba con ojos que habían viajado
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