Una visión contagiosa

Si te consume la tensión entre lo que es y lo que podría ser, si te encuentras emocionalmente implicado, frustrado, descorazonado o incluso enojado respecto a cómo son las cosas. Si tú crees que Dios está detrás de tu angustia, existe la oportunidad de que seas parte de algo divino, algo demasiado importante para abandonarlo.
Paga el precio. Acoge la visión. ¡Y haz todo lo necesario para que tu visión se contagie!

visualizarlo hasta el final. Si Dios te ha dado un cuadro de lo que podría y debería ser, acógelo completamente y resístete a permitir que las ocupaciones y la urgencia de la vida te distraigan. Ya sea en los negocios, la educación o el esfuerzo espiritual, haz lo que sea necesario para que tu visión se contagie.
Hacer que nuestra visión pegue, requiere de un liderazgo audaz. Requerirá que desarrollemos una saludable intolerancia por aquellas cosas que tienen el potencial de impedir nuestro progreso. Todos los líderes que he conocido tienen imágenes mentales de lo que podrían y deberían ser sus organizaciones, pero no todos los líderes están dispuestos a pagar el precio para convertir sus ideas en realidad.
Se requiere más que imaginación y pasión para lograr que lo que podría y debería ser, realmente sea. Ver como una visión se convierte en realidad requiere más que una explosión de energía o creatividad. Precisa atención diaria, compromiso diario.

Siempre será difícil hacer que la visión se contagie. Después de todo, la visión consiste en crear algo nuevo, algo que debería ser, pero no será sin la firme determinación de alguien de

están lejos de Dios. Pero hay una diferencia entre estar comprometido con algo de corazón y estar comprometido con algo cuando suena el despertador los lunes por la mañana. El trajín diario hace difícil permanecer enfocados en la visión.

Mi esposa Sandra y yo estamos comprometidos en lo que hace a desarrollar relaciones con gente que no asiste a la iglesia de nuestra comunidad. Nuestros hijos nos oyen orar por las noches por los amigos que es

Vivir la visión: una historia personal
Mantener la visión es difícil, tanto en el nivel organizacional como en el nivel personal. Aunque me encuentre tan comprometido como digo estar en cuanto a liderar a la gente hacia una creciente relación con Jesucristo, es fácil para mí dejar esa actividad fuera de mi agenda. Después de todo, así como tú, estoy ocupado. Estoy realmente ocupado. Si no tengo cuidado, todo mi tiempo sería consumido por la iglesia y la familia. Y aunque para algunos eso puede parecer noble, no es suficiente.

preguntas, quejas e historias. Estos son los indicadores de advertencia del tablero de instrumentos que no podemos darnos el lujo de ignorar.

carga nos produce. Si nadie en mi círculo de liderazgo pide oración por alguien que está lejos de Dios, para mí eso representa una gran bandera roja de advertencia. Ese es un indicador definitivo de que nos hemos alejado de la visión. En más de una ocasión he debido hacer una pausa para recordar a los líderes que no somos un hospital. Estoy completamente de acuerdo en orar por los enfermos. Pero si solo sentimos la carga de orar por ellos, ¡es posible entonces que quienes necesitemos oración seamos nosotros! Es probable que la visión se haya desviado.
Todo líder debería identificar los indicadores que miden hasta qué punto están alineadas la actividad de la organización y su visión. El desvío va a ocurrir. No hay manera de evitarlo. Corregir el curso es parte de la vida organizacional. Cuanto más pronto reconozcamos el desvío, más pronto podremos hacer algo al respecto. Mantengámonos alerta ante los nuevos proyectos, programas y productos. Abramos nuestros oídos a las pre

Si la visión de nuestro ministerio se centra en comprometer a la gente no creyente con el mensaje de Cristo, pero el noventa por ciento de las peticiones de oración de nuestros líderes y equipo de trabajo giran alrededor de gente enferma, la visión se está desviando. Oramos por aquello que más

Las quejas de la gente comunican su comprensión de la visión.