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Maggie Stiefvater

El tercer durmiente

Blue Sargent ha encontrado muchas cosas. Por primera vez en su vida, tiene amigos en los que puede confiar, un grupo del que siente que forma parte. Los chicos del cuervo la han aceptado sin reservas; los problemas de ellos se han convertido
en los problemas de Blue, y al contrario. Pero hay algo malo en encontrar cosas: el daño que hace perderlas, y lo fácil que es que se desvanezcan. Así que Blue y los chicos siguen buscando.

Mientras la idea de Glendower se cierne sobre ellos, cada vez más posible y cercana, los chicos del cuervo se enfrentan a la existencia de tres durmientes.

A uno deben despertarlo. A otro deben no despertarlo. El tercero no importa.

Entre viejas amistades que se deforman hasta convertirse en otras cosas y nuevas amistades de final profetizado; entre madres desaparecidas, cuevas malditas, doncellas delirantes, héroes asesinos y villanos de opereta, Blue continúa su búsqueda.

Lo que no sabe es qué busca, exactamente.

Pero eso no importa: aunque ella se equivoque, hay algo que la espera al final. Algo inevitable. Algo que podría destrozarla… o hacerla feliz.
379 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2015
Año de publicación
2015
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Opiniones

  • Tabicompartió su opiniónhace 5 años

    Me gustó, pero no te envolvía tanto en la trama como el primer libro de la saga

  • ZICARUScompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    🚀Adictivo

  • nataliaescobar44compartió su opiniónhace 5 años
    👍Me gustó

Citas

  • zafiroboliviacompartió una citahace 2 años
    Los humanos eran seres circulares: vivían los mismos ciclos lentos de alegría y desolación una y otra vez, sin aprender jamás. Cada una de las enseñanzas que ofrecía el universo debía repetirse miles de millones de veces, y a pesar de ello, no permanecía. «Qué arrogancia la nuestra», pensó Adam, «al traer al mundo criaturas que no pueden caminar, hablar ni alimentarse solas. Qué seguros estamos de que nada las destruirá antes de que puedan cuidar de sí mismas». Qué frágiles eran esos seres; qué fácil era abandonarlos, descuidarlos, maltratarlos, odiarlos. Las presas de los predadores nacían ya asustadas.
    Él no había nacido asustado, pero había aprendido a estarlo.
    Aunque quizá fuera bueno que el mundo olvidara todas las enseñanzas, los recuerdos buenos o malos, los triunfos y los fracasos, todo borrado al morir cada generación. Quizá esa amnesia cultural fuera lo que les permitía vivir; quizá, si se acordaran de todo, se hiciera imposible la esperanza.
  • zafiroboliviacompartió una citahace 2 años
    Qué cosa, qué milagro inconcebible y espantoso, pensó Adam. Un plan feo, concebido por un chico de mente fea, que alguien soñaba hasta convertirlo en una fea realidad. Del sueño a la vida. Qué apropiado era que Ronan, cuando seguía sus impulsos, soñara con coches bonitos, pájaros bellos y hermanos bondadosos, y que Adam, al tener la ocasión de hacer lo mismo, ideara una cadena de asesinatos perversos.
  • zafiroboliviacompartió una citahace 2 años
    Gansey pensó en lo extraño que era conocer tan bien a aquellas dos personas y, al mismo tiempo, no conocerlas en absoluto. Ambos eran mucho más complejos que cuando los había conocido, y eso los había mejorado. ¿Era eso lo que debía hacerles la vida? ¿Cincelarlos hasta que se convirtieran en versiones más sólidas y auténticas de sí mismos?
    —Te lo dije —murmuró Ronan—. Es un mago.

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