Caricias De Hielo

En ocasiones, las ejecuciones son algo inevitable.

las emociones volvían débiles a

sin embargo engendraba el fervor más intenso.

Ternura. Era un sentimiento extraño. Tan potente, tan poderoso, y que

Ella se rió y aquel fue el mejor sonido que Judd había oído en toda la vida.

Se sentía humillada, dolida, furiosa y sola; las emociones formaban un nudo cáustico que no la dejaba respirar. Notó unas manos sobre sus hombros. Aquello la sobresaltó tanto que permitió que él le diera la vuelta antes de levantar los puños para mantener la distancia que los separaba. Judd la estrechó con fuerza. —Chist. No llores. Eso solo hizo que llorase con más fuerza.

Las lágrimas caían por su rostro por segunda vez aquel día, pero esta vez no eran quedas y silenciosas. Esta vez dolían y le quemaban la piel como si fueran ácido. Se mordió los labios para amortiguar los sollozos.

—¡Haz alguna otra cosa! —le pidió risueña cuando se ir-guió de nuevo. Judd comenzó a ejercer presión sobre sus piernas. Al cabo de un segundo, Brenna comprendió y cooperó cuando él la puso en posición horizontal. Ahora realmente parecía que estuviera volando. La expresión de su cara era una mezcla de regocijo y sobresalto. —De acuerdo —dijo al poco tiempo—. Es suficiente.

librio de fuerzas. En aquellos instantes, él era su Flecha personal, un esclavo que haría aquello hasta que ella quisiera con tal de oírla reír.

Era complicado, dominante y más que peligroso.