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Minae Mizumura

Yo, una novela

  • Ivana Melgozacompartió una citahace 10 días
    En poco tiempo, el Japón que anhelaba dejó de ser el Japón que conocía.
  • Ivana Melgozacompartió una citahace 10 días
    Algún día, de alguna manera, me transformaré por milagro en una hermosa joven. Una brillante cabellera negra caerá en cascada por mi espalda. Ante mis ojos se desplegarán paisajes pintorescos. Conoceré una vida de abundancia. Padeceré la pobreza. Los hombres formarán fila para poder mirarme un instante. Cada momento estará colmado de intensa expectación... En comparación, ¡qué deprimente realidad vivía en mis días de escuela secundaria estadounidense!
  • Ivana Melgozacompartió una citahace 15 días
    En mi caso, del deseo de volver a nacer en mi idioma, para valorarlo, para explorarlo de nuevo.
  • Ivana Melgozacompartió una citahace 15 días
    Habría deseado que la intensidad de mi deseo me absolviera de mi pecado.
  • Ivana Melgozacompartió una citahace 15 días
    El concepto que mis compañeros tenían de mis lecturas era muy ajeno a la poética melancolía de la prosa de Ichiyō, los sórdidos callejones, la desesperación. Aunque algún día lograra el prodigio de dominar el inglés, no podía imaginar cómo salvar esa brecha. Me sentí desvalida.
  • Ivana Melgozacompartió una citahace 15 días
    Mis días empezaban y terminaban en una insensible pereza. Como no toleraba sentarme frente al escritorio, pasaba la mañana tendida en el colchón apoyado en el piso. Encendía la lámpara con brazo extensible y –sin tomarme la molestia de levantarme y vestirme– trataba de leer alguna de las obras que se apilaban a mi alrededor. Me distraían pensamientos de todo tipo. Me sentía culpable y decidía concentrarme, me duchaba, me vestía. Pero mientras me secaba el cabello la concentración se desvanecía. Por la tarde llegaba el correo, revistas y abundante propaganda, que hojeaba hasta que anochecía. Después de cenar reanudaba la lectura desde la página donde la había abandonado pero enseguida llamaba Nanae. Así pasaban los días.
  • Ivana Melgozacompartió una citael mes pasado
    Cuando Tono se marchó empecé a hundirme en el gran sillón rojo donde él solía sentarse y a pasar las tardes mirando el living en silencio. Me sentía cada vez más olvidada. Pronto yo sería la persona que olvidaba.
  • Ivana Melgozacompartió una citael mes pasado
    Por primera vez admití lo que siempre había sabido: tenía miedo de regresar a Japón. Mi obsesión delirante me había delineado tan profundamente que –como un inválido temeroso de ser curado– me aterrorizaba perder lo que me definía.
  • Ivana Melgozacompartió una citael mes pasado
    Jamás habría imaginado que dos meses después, abandonada por su novio, Nanae intentaría suicidarse. Durante ese lapso me limité a utilizar su egoísmo como un espejo en el que mirar mi propia imagen.
  • Ivana Melgozacompartió una citael mes pasado
    Aun así ese y ningún otro era mi pueblo natal. En un opulento suburbio neoyorquino donde los altos y frondosos arces se alineaban en las calles, yo soñaba sin cesar con ese pueblo triste, feo y aburrido.
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