Acid House

Otro montón de mierda que hay que superar. Siempre hay más, siempre hay más puta mierda que superar. Nunca termina.

Eso sí, Dino Zoff seguía jugando al fútbol en la liga europea a la edad de mi viejo. Pero ése era Dino Zoff. Esto era en la vida real.

Raymie suspira y canta un estribillo del «The Cutter» de Echo and the Bunnymen, y luego me mete la lengua en la oreja.

Quiero ir a casa y follarte».

La idea me hizo estremecerme de miedo. Me había pasado de drogas durante el fin de semana. No me apetecía ponerme a follar. Parecía tan fuera de lugar, una pérdida de tiempo total.

Spud aún se lamenta del palo que hace siglos le dio su mejor colega. Fue un trapicheo de jaco, y su colega se abrió con el botín. «Mi mejor colega, como quien dice, mi mejor colega, ¿sabes?

En eso consiste estar vivo, todos esos sentimientos chungos. Los necesitas; cuando dejas de tenerlos, ojo.

Justamente cuando piensas que la cosa está jodida del todo, aparece alguien como Nazneem y te parece que después de todo el mundo no está tan mal.

Entonces me mira fijamente y dice: «No eres feliz contigo mismo, ¿verdad?».

Tengo que volver a París algún día, a la Torre de Montparnasse otra vez. Con ella. Pero se fue. Todas las mujeres de mi vida se han ido. Mi propia madre se fue, joder

Sé que si salgo detrás de ella ahora jamás podré alcanzarla. Ahí abajo no hay una oscuridad normal, no son matices de oscuridad; es una oscuridad fea, espantosa, absoluta.