Amor radical

Escuchar sin interrumpir.

Compartir sin fingir.

Hablar sin acusar.

Disfrutar sin quejarse.

Dar sin escatimar.

Confiar sin vacilar.

Rezar sin cesar.

Perdonar sin castigar.

Responder sin discutir.

Prometer sin olvidar.

ANÓNIMO

Que todos los seres vivos de esta Tierra, humanos y no humanos, vivan bien, vivan en paz, alcancen la plenitud y se autorrealicen. Que podamos cultivar esa generosidad de espíritu en nuestros corazones para toda la humanidad y para todo el planeta.

Como dijo Pablo Picasso: «El propósito de la vida es regalarla»

Cuando nacemos, estamos desnudos y somos totalmente vulnerables. Y, sin embargo, el universo benevolente, en su generosidad, puso leche en el pecho de nuestras madres, junto con la voluntad de proteger y nutrir a sus bebés. Nuestras madres nos llevan en su vientre durante nueve meses. Sufren grandes dolores de parto para traernos a este mundo. Nos amamantan durante los primeros años de nuestra vida. ¿Qué mejor ejemplo de generosidad de espíritu podemos invocar? Todo por amor. Cada madre es una heroína. Para mí, la maternidad es sinónimo de generosidad; es nuestro ejemplo vivo de generosidad desinteresada, y las madres son la encarnación del amor incondicional. Debemos expresar nuestra gratitud a nuestras madres y rendirles homenaje reconociendo su generosidad de espíritu.

La generosidad no es sólo una cualidad humana. Cada día me asombra ser testigo de la generosidad de la Naturaleza. Hace treinta años planté un plantón de manzana. Esa pequeña planta se ha convertido en un hermoso árbol y me ha dado cientos de manzanas, año tras año, durante los últimos veinticinco. El árbol nunca me pide nada a cambio. De los árboles aprendo lecciones de amor incondicional y generosidad.

Frutas, flores, cereales, hierbas y verduras de miles de variedades, colores, aromas y formas nos alimentan y nutren día tras día. Crecen gracias a la generosidad de la humilde tierra. Y, sin embargo, demasiados seres humanos, ya sea por ignorancia o por arrogancia, damos por sentada la existencia de la Naturaleza. Démonos cuenta de la verdad de la generosidad de la Naturaleza y expresemos nuestra gratitud. Gracias, árboles; gracias, suelo; gracias, lluvia; gracias, sol; gracias, Madre Naturaleza; gracias, diosa Gaia.

La mutualidad y la reciprocidad son los cimientos de la casa de la generosidad. Como he recibido tanto de extraños, de mis antepasados y de la Naturaleza, deseo ser generoso con cualquier extraño que se cruce en mi camino. Deseo ser generoso con las generaciones venideras y dejarles cosas buenas. Y deseo devolver algo a la Naturaleza plantando árboles, cultivando mi huerto y practicando formas regenerativas de producción de alimentos como la permacultura y la agroecología.

La confianza genera confianza. El amor engendra amor

Si venimos aquí como indios, nos encontraremos con pakistaníes; si venimos como hindúes, nos encontraremos con musulmanes, pero si venimos como seres humanos, nos encontraremos con seres humanos dondequiera que vayamos. Durante esta peregrinación, el cosmos es nuestro país, la Tierra es nuestro hogar y la humanidad es nuestra religión»

El miedo conduce a las guerras. Para hacer la paz, debo confiar. Los paquetes de comida no son sólo paquetes de comida, son paquetes de miedo y desconfianza

La generosidad es abandonar el miedo; miedo por parte del que da y también por parte del que recibe

La educación es más que la adquisición de información y hechos; la educación es una experiencia viva.

Para evolucionar de la información al conocimiento y de la experiencia a la sabiduría, que es el propósito de la verdadera educación, necesitamos introducir la idea de aprender haciendo. Tenemos que usar la cabeza, el corazón y las manos para adquirir conocimientos y vivir experiencias que nos cambien la vida. La sabiduría surge cuando el conocimiento y la experiencia se encuentran. La tarea de la educación no es producir un número cada vez mayor de consumidores, sino ayudar a los seres humanos a convertirse en fabricantes y creadores, poetas y artistas, desarrollando habilidades y técnicas, fomentando el uso de sus intuiciones e imaginaciones

Podríamos comparar a un alumno con una semilla. En la semilla ya hay un árbol. Un jardinero, un hortelano o un silvicultor no enseñan a la semilla a convertirse en árbol. El trabajo del jardinero consiste en proporcionar la tierra y las condiciones adecuadas para que la semilla pueda realizarse y convertirse en árbol. Los alumnos tienen el mismo potencial innato para convertirse en lo que son a medida que maduran. La labor de un educador y, por tanto, de nuestras instituciones educativas consiste en proporcionar a los estudiantes estímulos, así como entornos y condiciones propicios para el autodescubrimiento y la autorrealización.

La educación no debe servir para la autopromoción o el interés propio; la educación no consiste en conseguir un buen trabajo para poder comprar una casa grande, un coche bonito y otras posesiones materiales para nuestra comodidad. La educación no es para aumentar el ego o alimentar el deseo de nombre, fama, estatus, reconocimiento, poder y posición para nosotros mismos. La educación es un viaje de autodescubrimiento y autorrealización al servicio de la comunidad humana y de la Tierra. Todos los miembros de la comunidad humana se benefician de la reciprocidad y la mutualidad porque todos estamos relacionados, todos estamos conectados.

La educación moderna crea adultos que carecen de las habilidades y la confianza para ser resistentes y autosuficientes, y para servir desinteresadamente.