–Tú sigue –dijo Peter–. Todo tiene un fin, y llegas a él si perseveras.
Lo cual es bastante cierto, si te paras a pensar, y una cosa útil para recordar cuando hay problemas –como las paperas, la aritmética o las imposiciones–, y en los momentos difíciles en los que has caído en desgracia, y te sientes como si nadie pudiera volver a quererte, y tú no fueras capaz, nunca jamás, de volver a amar a nadie.