“Este mundo se divide en rotos, y descosidos, Olguita. Y cada ser humano tiene que preguntarse qué daño le han hecho las cosas que ha vivido, para saber de qué lado está. La diferencia es fundamental.
Lo roto no tiene arreglo, siempre hay pedacitos irrecuperables… y por más que se repare bastante bien lo dañado, sin esos pedacitos, ya no será más la misma pieza. Yo estoy de ese lado, querida, a mí se me partió la cordura y eso ya no tiene solución. Pero la mayoría de las personas están descosidas, y por el sufrimiento que les causa la herida abierta, se confunden y se creen rotas. Vos sos una descosida, Olguita. Tenés que buscar el hilo, el tiempo y la paciencia para recomponerte. Pero no estás rota. Tu dolor no es definitivo. Quizás sea desgarrador, pero no es definitivo. Aprendé a coserte, nena, que para aprender nunca es tarde”.