Esta es la historia de Shúrik Korn pero también la de una saga familiar -se habla de cuatro generaciones de una familia rusa, desde comienzos hasta finales del siglo XX.
Premio a la mejor novela del año (Rusia 2004).
Shúrik Korn es un moderno Casanova bajo la apariencia de chico de buena familia moscovita. Huérfano de padre desde la cuna, su educación corre a cargo de su enérgica abuela -la profesora de francés Yelizaveta lvánovna— y su débil madre, Vera Aleksándrovna, una actriz fracasada cuya fragilidad de alma y propensión a exaltarse la sitúan en un segundo plano en el marco de ese triángulo familiar.
Abuela y madre inculcan a Shúrik el sentido de la abnegación y el amor al prójimo, que en Shúrik se traducirán en una extraña desviación: «En él, compasión y deseo confluyen en un mismo punto.» Desde joven, Shúrik se siente atraído por mujeres solitarias y desvalidas, a las que compadece, y ello le impulsa a desplegar una actividad sexual frenética para ofrecerles consuelo.
Tras la muerte de la abuela, el universo familiar se viene abajo y se produce un reajuste de papeles. Shúrik asumirá todas las responsabilidades como cabeza de familia y acatará la actitud posesiva de su madre sin cuestionar nada, «por una especie de sumisión bíblica hacia los progenitores, natural y no forzada».
Esta es la historia de Shúrik Korn pero también la de una saga familiar -se habla de cuatro generaciones de una familia rusa, desde comienzos hasta finales del siglo XX-, y sobre todo la de la pléyade de amantes que se arremolinan alrededor de Shúrik, mujeres de edades y extracciones sociales diferentes: Matilda, la escultora madura que vive con su familia felina y lo estrena en su misión samaritana como amante; Alia, la estudiante aplicada del Kazajstán corroída por complejos y carencias; Lena, con quien se casa sólo para evitar que el hijo que espera de un disidente cubano sea ilegítimo; Valeria, su jefa en la biblioteca, una hermosa mujer jovial y enérgica a pesar de su discapacidad en las piernas; Svetlana, la joven desequilibrada que trabaja bordando flores para una cooperativa de coronas fúnebres; Zhanna, la enana que forma parte de una compañía circense, etc. Algunas de sus relaciones acaban en una mezcla de amor y amistad para toda la vida, otras en tragedia -la más desesperada de sus amantes se suicida-.
Y por encima de todas sus amantes sobresale Lilia, su primer y único amor, la única a la que no consoló porque emigró a Israel demasiado pronto. Cuando al cabo de los años se reencuentren, ella se sorprenderá ante su falta de carácter e insipidez.
Con esta gran novela, que ha recibido numerosos galardones, Anagrama inicia la publicación de una de las mejores escritoras rusas.