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Delphine de Vigan

Las gratitudes

  • Pao Gómez.compartió una citahace 2 años
    Hoy ha muerto una anciana a la que yo quería.
    A menudo pensaba: «Le debo tanto.» O: «Sin ella, probablemente ya no estaría aquí.»
    Pensaba: «Es tan importante para mí.»
    Importar, deber. ¿Es así como se mide la gratitud?
    En realidad, ¿fui suficientemente agradecida? ¿Le mostré mi agradecimiento como se merecía? ¿Estuve a su lado cuando me necesitó, le hice compañía, fui constante?
  • Floreen Mcompartió una citael año pasado
    Me gustó en cuanto la vi.

    La reconocí, sí, esa es la palabra.

    Pensé: me quedo con todo.
  • Yaz Arreolacompartió una citael año pasado
    Cuando me imagino vieja, realmente vieja, cuando intento proyectarme dentro de cuarenta o cincuenta años, lo que me resulta más doloroso, más insoportable, es la idea de que ya nadie me toque. La desaparición progresiva o repentina del contacto físico
  • Alian Hernández Romerocompartió una citael año pasado
    Trabajo con las palabras y con el silencio. Con lo que no se dice
  • Elizabeth Alvarez Josécompartió una citael año pasado
    Asumir, todas o casi todas las semanas, un nuevo déficit, una nueva degradación, un nuevo deterioro. Así es como yo lo veo.

    Y ya no hay nada en la columna de las ganancias.

    Un día ya no puedes correr, ni caminar, ni inclinarte, ni agacharte, ni levantarte, ni estirarte, ni encorvarte, ni darte la vuelta de un lado, ni del otro, ni hacia delante, ni hacia atrás, ni por la mañana, ni por la noche, ni nada de nada. Solo puedes conformarte, una y otra vez.

    Perder la memoria, perder los referentes, perder las palabras. Perder el equilibrio, la vista, la noción del tiempo, perder el sueño, perder el oído, perder la chaveta.

    Perder lo que te han dado, lo que te has ganado, lo que te merecías, aquello por lo que luchaste, lo que pensabas que nunca perderías.

    Readaptarse.

    Reorganizarse.

    Apañárselas.

    No darle importancia.

    No tener ya nada que perder.

    Al principio son nimiedades. Luego la cosa se acelera.

    Pues una vez que empiezan, pierden sin remisión. A carretadas.
  • R Güemescompartió una citahace 2 años
    Eso es lo que te espera, Michk’: pasos cortos, cantidades pequeñas, meriendas frugales, salidas breves, visitas rápidas.

    Una vida reducida, menguada, pero perfectamente ordenada
  • Alejandracompartió una citahace 2 años
    A veces conviene aceptar el vacío que deja la pérdida.

    Renunciar a la distracción. Aceptar que ya no hay nada que decir.

    Permanecer sentado, a su vera.

    Cogiéndola de la mano.

    Nos quedamos así. Michka cierra los ojos y yo dejo pasar el tiempo.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    Uno piensa que tendrá tiempo de decir las cosas, y cuando se quiere dar cuenta ya es demasiado tarde. Uno piensa que basta con dar muestras de cariño, con hacer gestos, pero no es verdad, hay que decir lo que se siente.
  • Rocicompartió una citahace 2 años
    Me gustó en cuanto la vi.

    La reconocí, sí, esa es la palabra.

    Pensé: me quedo con todo.
  • Rocicompartió una citahace 2 años
    Soy logopeda. Trabajo con las palabras y con el silencio. Con lo que no se dice. Trabajo con la vergüenza, con los secretos, con los remordimientos. Trabajo con la ausencia, con los recuerdos que ya no están y con los que resurgen tras un nombre, una imagen, un perfume. Trabajo con el dolor de ayer y con el de hoy. Con las confidencias.

    Y con el miedo a morir.

    Forma parte de mi oficio.

    Pero lo que me sigue sorprendiendo, lo que me alucina incluso, lo que aún hoy –tras más de diez años de práctica– me deja a veces sin aliento, es la perdurabilidad de las penas infantiles. La huella ardiente, incandescente, que dejan a pesar de los años. Una huella indeleble.
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