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Libros
Delphine de Vigan

Las gratitudes

  • Pao Gómez.compartió una citahace 2 años
    Hoy ha muerto una anciana a la que yo quería.
    A menudo pensaba: «Le debo tanto.» O: «Sin ella, probablemente ya no estaría aquí.»
    Pensaba: «Es tan importante para mí.»
    Importar, deber. ¿Es así como se mide la gratitud?
    En realidad, ¿fui suficientemente agradecida? ¿Le mostré mi agradecimiento como se merecía? ¿Estuve a su lado cuando me necesitó, le hice compañía, fui constante?
  • Floreen Mcompartió una citael año pasado
    Me gustó en cuanto la vi.

    La reconocí, sí, esa es la palabra.

    Pensé: me quedo con todo.
  • Josué Osbournecompartió una citael mes pasado
    ¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras. La expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda
  • Josué Osbournecompartió una citahace 2 meses
    Miro a mis viejos, tienen setenta, ochenta, noventa años, me cuentan recuerdos antiguos, me hablan de épocas lejanas, ancestrales, prehistóricas, sus padres murieron hace quince, veinte, treinta años, pero el dolor del niño que fueron sigue ahí. Intacto. Puedo leerlo en sus caras y escucharlo en sus voces, apreciar a simple vista cómo palpita en sus cuerpos, en sus venas. En circuito cerrado.
  • Josué Osbournecompartió una citahace 2 meses
    que me sigue sorprendiendo, lo que me alucina incluso, lo que aún hoy –tras más de diez años de práctica– me deja a veces sin aliento, es la perdurabilidad de las penas infantiles. La huella ardiente, incandescente, que dejan a pesar de los años. Una huella indeleble.
  • Yaz Arreolacompartió una citael año pasado
    Cuando me imagino vieja, realmente vieja, cuando intento proyectarme dentro de cuarenta o cincuenta años, lo que me resulta más doloroso, más insoportable, es la idea de que ya nadie me toque. La desaparición progresiva o repentina del contacto físico
  • Leyendo al mundo oficialcompartió una citael año pasado
    Trabajo con las palabras y con el silencio. Con lo que no se dice
  • Elizabeth Alvarez Josécompartió una citael año pasado
    Asumir, todas o casi todas las semanas, un nuevo déficit, una nueva degradación, un nuevo deterioro. Así es como yo lo veo.

    Y ya no hay nada en la columna de las ganancias.

    Un día ya no puedes correr, ni caminar, ni inclinarte, ni agacharte, ni levantarte, ni estirarte, ni encorvarte, ni darte la vuelta de un lado, ni del otro, ni hacia delante, ni hacia atrás, ni por la mañana, ni por la noche, ni nada de nada. Solo puedes conformarte, una y otra vez.

    Perder la memoria, perder los referentes, perder las palabras. Perder el equilibrio, la vista, la noción del tiempo, perder el sueño, perder el oído, perder la chaveta.

    Perder lo que te han dado, lo que te has ganado, lo que te merecías, aquello por lo que luchaste, lo que pensabas que nunca perderías.

    Readaptarse.

    Reorganizarse.

    Apañárselas.

    No darle importancia.

    No tener ya nada que perder.

    Al principio son nimiedades. Luego la cosa se acelera.

    Pues una vez que empiezan, pierden sin remisión. A carretadas.
  • R Güemescompartió una citahace 2 años
    Eso es lo que te espera, Michk’: pasos cortos, cantidades pequeñas, meriendas frugales, salidas breves, visitas rápidas.

    Una vida reducida, menguada, pero perfectamente ordenada
  • Alejandracompartió una citahace 2 años
    A veces conviene aceptar el vacío que deja la pérdida.

    Renunciar a la distracción. Aceptar que ya no hay nada que decir.

    Permanecer sentado, a su vera.

    Cogiéndola de la mano.

    Nos quedamos así. Michka cierra los ojos y yo dejo pasar el tiempo.
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