Libros
David Trueba

Ganarse la vida

“El rito de paso entre escribir para ti mismo y publicar es parecido a saltar entre dos azoteas de edificios distintos. Suele abrumar la responsabilidad.” Una bellísima crónica de David Trueba a los veinticinco años de su primera novela.
David Trueba evoca episodios de su infancia y adolescencia, a modo de retrato de la forja de un escritor, a los veinticinco años de la publicación de su debut Abierto toda la noche. Así, el lector tiene en sus manos la hermosa crónica de una educación emocional y profesional. La familia numerosa, el piso superpoblado, los días sin colegio, las primeras lecturas y películas, los primeros mitos, la catequesis fallida, la irrupción de la carne. Trueba captura una forma de aprender a estar en el mundo al mismo tiempo que muestra el tránsito entre jugar a escribir y vivir de escribir.
42 páginas impresas
Publicación original
2020
Año de publicación
2020
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Citas

  • Adal Cortezcompartió una citahace 2 años
    Siempre pensé que mi hermano moriría arruinado de tanto como daba. Yo soy más de la escuela espartana de mi padre. Fernando es más de la escuela de mi madre, consistente en ser generoso como manera de asistir al mundo. Yo soy un agricultor de la Tierra de Campos. Labro mi pedazo de terruño, vivo de mi cosecha, no me meto en la vida de nadie.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 2 años
    Los humanos necesitamos un espacio para la ilusión, si no, la vida sería insoportable.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 2 años
    Siempre he considerado fascinante el modo en que nuestra cabeza acumula basura neuronal. Ese conjunto de desperdicios y conocimientos aleatorios que no controlas. La razón por la cual eres capaz de recordar una canción de Karina o la sintonía de un partido político de hace treinta años, y sin embargo no logras completar los versos de Machado o la cita exacta de Hamlet. La basura neuronal forma parte de nosotros como un acompañante ocioso, no elegido ni acordado, sin una jerarquía de valor. He percibido que cuando la gente mayor enferma de la memoria, esa basura se adueña de su cabeza. Ya no hay resistencia posible. Podemos cantar el anuncio de Cola Cao pero no recordar el nombre de nuestros hijos. Hasta ese punto resultan fundamentales las exposiciones al mundo, que, como si fueran marcas solares, dejan huella en nuestra piel.

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