Un guerrero atlán con fiebre de apareamiento se enfrenta a dos opciones: ser el nuevo soltero de un programa de telerrealidad terrestre para encontrar a su compañera perfecta o afrontar una muerte segura en una prisión de Atlán. Braun no está seguro de cuál es peor… hasta que una mujer entra a su habitación de hotel con toallas y productos de limpieza. Ella no es parte del programa de televisión. No está disponible. No está interesada en emparejarse con un alienígena.
No es suya.
Pero trata de decirle eso a su bestia, porque basta con una sola mirada a la camarera y Braun sabe que lo daría todo por reclamarla.