La escritura de diarios íntimos suele asociarse al desahogo y es injusto, por lo mismo, pedir verdad o responsabilidad a esos cuadernos. Que quisiera difundirlos es otro tema. Se dice que los vendió porque necesitaba dinero, y tal vez eso sea parcialmente cierto, pero en los fragmentos que conocemos hay evidencias suficientes de que incluso fantaseaba con la trascendencia de sus diarios: «Esta página –es maravilloso y terrible pensarlo– me sobrevivirá en los sótanos climatizados, antibombas de hidrógeno, justo al lado de los originales de Lewis Carroll.»