Está profundamente influido por Boudin y Manet, sus dos mentores, pero también por los británicos Turner, Constable y Whistler, así como por sus amigos Renoir, Sisley, Bazille y Pissarro. También se ve marcado por el arte japonés, del que toma el exotismo y la búsqueda de comunión con la naturaleza, y que lo lleva a adoptar encuadres inéditos y nuevos motivos iconográficos, en particular el del puente.
Jefe de filas de la pintura impresionista, que toma su nombre de su lienzo Impresión, Sol naciente (1872-1873), Monet, que trabaja al aire libre, quiere pintar ante todo la luz y sus más ínfimos cambios. En líneas generales, los impresionistas, que rechazan la monotonía académica, reivindican una nueva manera subjetiva de pintar, otorgando una mayor importancia a las variaciones de luz y de colores.