En ocasiones, los personajes pueden estar mal caracterizados y resultar «flojos», o incluso fusionarse en una colectividad (una nación, un vecindario) sin llegar a destacar, o son de carácter colectivo (una nación, un grupo político, un barrio, etcétera). En estos casos, no hay que confundir una caracterización confusa o defectuosa de un personaje con una personalidad ambigua o débil del personaje. Por ejemplo, en 1984, el protagonista, Winston Smith, está tan imbuido de la ideología del partido al que pertenece que resulta una persona insulsa y sin personalidad.