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Susan Hill

La mujer de negro

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  • Daniela Navacompartió una citahace 6 años
    aunque todavía creía que esas enseñanzas eran probablemente la mejor guía para llevar una buena vida, también había comprobado que Dios resultaba muy lejano y que las oraciones sólo eran una práctica formal y obligada.
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 4 meses
    Presa de un gran agotamiento y de cierta amargura, comparé mi estado de ese momento con el de la mañana anterior, cuando había dormido tan bien, había despertado renovado y saltado de la cama impaciente por iniciar la jornada. ¿Había pasado sólo un día? Me sentía como si hubiese viajado muy lejos; como si en espíritu, aunque no temporalmente, hubiera experimentado muchas cosas y como si mi interior, hasta entonces plácido y asentado, hubiese sufrido tantas sacudidas que tuve la impresión de que habían transcurrido varios años. Me sentí pesado, con dolor de cabeza, agobiado, cansado y abatido; tanto mis nervios como mi imaginación estaban deshechos.
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 4 meses
    y me sentía tan abatido, desgraciado y agotado
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 4 meses
    y me concedí el derecho de relajarme, de caer en ese estado pasivo, tan informe como la niebla exterior, estado en el que descansé, me sumí y busqué, si no la paz, al menos cierto alivio en la interrupción de las emociones extremas.
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 4 meses
    me entregué a una reflexión melancólica y a una especie de autocompasión reconcentrada.
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 4 meses
    Abrí todas las puertas y cada cuarto estaba ordenado, polvoriento y terriblemente frío y húmedo,
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 5 meses
    Era evidente que durante muchos años la señora Drablow no había utilizado el comedor. Los muebles mostraban el brillo apagado de la sal contenida en el ambiente, los candelabros y el centro de mesa estaban deslustrados, la mantelería se encontraba rígidamente doblada y con capas de amarilleado papel de seda entre una y otra, y tanto la cristalería como la vajilla estaban cubiertas de polvo.
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 5 meses
    Por ese día ya tenía suficiente: suficiente soledad y silencio, salvo por el sonido del agua, el viento que gemía y el reclamo melancólico de la aves; suficiente monotonía en gris, suficiente tiempo en esa casa vieja y lóbrega.
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 5 meses
    fuera suficiente, durante muchos años. Yo me habría vuelto loco;
  • Liliana Villasañacompartió una citahace 5 meses
    Me pareció inconcebible que una anciana hubiese soportado día tras día y noche tras noche de aislamiento en esa casa y, por si no
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