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Corey Robin

La mente reaccionaria

  • Adal Cortezcompartió una citahace 4 años
    El estafador es un mentiroso que es capaz de descubrir la verdad de las cosas, a menudo mejor que los demás. Tiene que hacerlo: si va a desplumar a su presa, debe saber quién es la presa y qué le gustaría ser a su presa. El timador, que trabaja en un terreno situado entre la realidad y la fantasía, solo puede rizar el rizo si ya sabe lo que es el rizo
  • Adal Cortezcompartió una citahace 4 años
    Cuando Rand llegó a Estados Unidos, Así habló Zaratustra fue el primer libro que compró en inglés. Con Nietzsche en la cabeza, se sintió inspirada para escribir en sus diarios que «el secreto de la vida» es que «no debes ser otra cosa que voluntad. Debes saber lo que quieres y hacerlo. Hay que saber lo que haces y por qué lo haces en cada minuto del día. Todo voluntad y todo control. ¡Manda todo lo demás al infierno!». Sus entradas incluían frecuentemente construcciones como «Nietzsche y yo pensamos» y «como dijo Nietzsche».
  • Adal Cortezcompartió una citahace 4 años
    Cito del discurso de Galt:
    El hombre en la cima de la pirámide intelectual es el que más contribuye en beneficio de todos los que están por debajo, pero no obtiene nada salvo una retribución material, no recibe de los demás ninguna recompensa intelectual que pueda sumarse al valor de su tiempo. El hombre que se encuentra abajo, que si lo dejáramos solo se moriría de hambre debido a su irremediable ineptitud, en nada contribuye a los que están por encima de él, pero obtiene el beneficio de todos esos cerebros. Esa es la naturaleza de la «competición» entre los fuertes y los débiles de intelecto. Ese es el modelo de «explotación» por el que habéis condenado a los fuertes
  • Adal Cortezcompartió una citahace 4 años
    Rand detestaba «el culto de la grisura moral», e insistía en que la moralidad es en primer lugar y siempre «un código en blanco y negro»
  • Adal Cortezcompartió una citahace 4 años
    En 1869, Nietzsche fue nombrado profesor de Filología Clásica de la Universidad de Basilea. Como la mayoría de los profesores nuevos, sufría por los magros salarios y las grandes responsabilidades, como dar clase catorce horas a la semana, de lunes a viernes, empezando cada día a las siete de la mañana. También debía asistir a múltiples comités y sustituir a sus superiores cuando no podían dar clase. Hablaba al público en nombre de la universidad. Se arrastraba a cenas. Pero en tres años consiguió completar El nacimiento de la tragedia, una obra maestra menor de la literatura moderna que dedicó a su amigo íntimo y «sublime predecesor» Richard Wagner
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