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Paul De Kruif

Cazadores de microbios

  • odalysyraisjimenezcompartió una citahace 2 meses
    se pulen con mucho cuidado lentes muy pequeñas de cristal transparente, se pueden ver las cosas mucho más grandes que a simple vista…
  • odalysyraisjimenezcompartió una citahace 2 meses
    Leeuwenhoek nació en 1632, entre los azules molinos de viento, las calles bajas y los profundos canales de Delft, Holanda.
  • b3480464650compartió una citahace 10 meses
    Observó a través de ellas las fibras musculares de una ballena y las escamas de su propia piel. Fue a la carnicería y pidió o compró unos ojos de buey y se maravilló de lo elegantemente ensamblada que estaba la lente del cristalino. Miró durante horas la estructura del pelo de la oveja, del castor, del alce, cuya finura se transformaba en un enorme y agreste tronco no bien los colocaba bajo su trocito de cristal. Diseccionó con delicadeza la cabeza de una mosca; puso su cerebro en la fina aguja de su microscopio: ¡cómo admiró los nítidos detalles del enorme y maravilloso cerebro de aquella mosca! Analizó el corte transversal de la madera de una docena de árboles diferentes y observó las semillas de muchas plantas. Gruñó: «¡Imposible!» cuando vio por primera vez la extravagante perfección del aguijón de la pulga y las patas de un piojo. Este Leeuwenhoek era como un cachorro que olfatea —con una absoluta y desconsiderada falta de criterio— cada uno de los objetos del mundo que le rodea.
  • b3480464650compartió una citahace 10 meses
    Durante esos veinte años de anonimato frecuentó a los fabricantes de anteojos y aprendió los rudimentos del pulido. Visitó a alquimistas y boticarios, fisgoneó en sus fórmulas secretas para obtener metales a partir de mineral y empezó a aprender a tientas el oficio de orfebres y plateros. Era un hombre sumamente quisquilloso y no se conformaba con pulir lentes tan bien como el mejor pulidor de Holanda; las suyas tenían que ser mejores que las mejores.
  • b3480464650compartió una citahace 10 meses
    en aquella época pasaba por ser un ignorante. El único idioma que conocía era el holandés, una oscura lengua despreciada por el mundo cultivado por ser propia de pescadores, tenderos y destripaterrones. Las gentes instruidas de la época hablaban latín, pero Leeuwenhoek no era capaz ni de leerlo, y la única literatura que tenía a su alcance era la Biblia en holandés. De todos modos, enseguida verán que su ignorancia le fue de gran utilidad, pues, aislado de toda la palabrería de su época, tuvo que confiar en sus propios ojos, en su pensamiento y en su juicio. Y para él eso era fácil, porque nunca hubo persona más terca que este Anton van Leeuwenhoek.
  • b3480464650compartió una citahace 10 meses
    fue desarrollando una desaforada pasión por el pulido o esmerilado de lentes. Había oído que, si se pulen con mucho cuidado lentes muy pequeñas de cristal transparente, se pueden ver las cosas mucho más grandes que a simple vista…
  • b3480464650compartió una citahace 10 meses
    los azules molinos de viento, las calles bajas y los profundos canales de Delft, Holanda. La suya era una familia burguesa de lo más respetable, y lo digo porque eran cesteros y cerveceros, y los cerveceros son gente muy respetable y sumamente estimada en Holanda.
  • b3480464650compartió una citahace 10 meses
    Anton van Leeuwenhoek nació en 1632,
  • b3480464650compartió una citahace 10 meses
    vida por atreverse a demostrar que la Tierra giraba alrededor del Sol.
  • b3480464650compartió una citahace 10 meses
    Un mundo en el que Servet fue quemado en la hoguera por atreverse a diseccionar y examinar un cadáver, en el que Galileo tuvo que callar de por
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